—Sí, aquí estoy, pase...
El pomo de la puerta crujió tímidamente, la llama de la vela ya gastada se ladeó un tanto, y él entró a saltos desde un rectángulo de sombra, jorobado, gris, cubierto con el polen de la helada noche estrellada.
Conocía su rostro. ¡Lo conocía desde tanto tiempo atrás!
Su ojo derecho seguía en la sombra, pero el izquierdo me escrutaba temerosamente, alargado, verde humo. ¡La pupila brillaba como si estuviera oxidada... aquel mechón gris de musgo de su sien, la ceja de pálida plata apenas visible, la cómica arruga junto a su boca sin bigote —todo ello intrigaba y molestaba un punto a mi memoria!
Me levanté. Él dio un paso adelante.
Texto Narrativos:
Textos Descriptivos: Infografía de los textos descriptivos